viernes, 13 de noviembre de 2015
ANATOMÍA DE UN LEÓN
La fiera máxima y majestuoso regente de la selva. El León es una criatura excepcional! Cada parte del León está concebida y desarrollada con la intención de hacerlo eficiente en su mundo.
El León posee una vista muy aguda, capaz de divisar los problemas más complejos de una comunidad. Observa detenidamente, sin perder el foco de la realidad, buscando el momento y la forma más efectiva de atacarlo.
Los músculos de un León están siempre preparados para soportar grandes esfuerzos. No solo brindan la velocidad para responder ante la adversidad, sino que le dan la fuerza para aprehender las necesidades de otros; hacerlas suyas sin decaer en la marcha.
El cerebro del León es muy activo. Capaz de identificar, descifrar y doblegar los más intrincados problemas. Su inteligencia e instinto le permiten trabajar en equipo, integrando a los miembros de su manada cuando el objetivo le sobrepasa. Incluso, pueden llegar a colaborar diferentes manadas si las condiciones así lo requieren!
Las garras del León son afiladas, pero como todos los felinos, son retráctiles. Van ocultas bajo lechos muy suaves, por lo que son igualmente capaces de dar suaves caricias al necesitado o aferrarse con fiereza a sus ideales y valores.
Las fauces del León emiten rugidos que se escuchan a grandes distancias, haciéndose sentir en toda la selva. Cada miembro de la manada es portavoz de un mensaje que llega hasta los rincones más apartados. Cuando un León ruge, los problemas en las comunidades empiezan a desaparecer!
Pero el órgano que sin duda distingue y enaltece al León es su Corazón. Un verdadero León es fiel, entregado y recto con sus instintos. Muestra rectitud de intención y no se oculta en poses o rugidos falsos. Cuando ruge, brinda confianza. Con su corazón, el León es capaz de aceptar las diferencias entre sus semejantes, sintiendo genuina compasión y respeto hacia otros.
Esos son los rasgos que se buscan para entender a estas magníficas criaturas. No es por tener la melena más brillante (o por simplemente tener una). No está en ser el del rugido más fuerte. No viene por su linaje o por ser de estirpe de grandes cazadores. Aún el más humilde de los miembros de la manada; o tal vez principalmente en ellos; es donde se encuentra la pureza de los genes que le elevan sobre otros seres. Y lo elevan, no por el reconocimiento que recogen como individuos, sino por la actuación sigilosa y desinteresada que les permite pasar desapercibidos y poder sorprender a la hora de actuar.
Un León no busca reconocimiento en su manada. No busca más de lo que necesita, pues es parte de un equipo organizado y forjado alrededor de ideales colectivos y no individualistas.
El León se hace rey de su selva en la medida que puede brindar a los otros lo que necesitan. No espera recompensa sino que se entrega al servicio.
El León se distingue en la caza de la adversidad y en el encuentro de la oportunidad. Y cada uno entiende su función y espacio, entendiendo que tienen un solo objetivo ante su manada... Ante toda la selva.
Tomemos nuestras acciones. Demos lo que tenemos. Con Dignidad, Armonía y Humanidad, de Corazón a Corazón... Nosotros Servimos!
L. Audy Francisco Puyosa
Club de Leones Maracaibo Ciudad del Sol
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario